martes, 13 de octubre de 2015

Gandalf el gato Gris.

Twiteando.
  Gandalf el Gris es el nombre de nuestro gato, hoy te voy a contar un poco su historia, su adaptación al nuevo miembro de la familia y a su interacción con él.

 Era un día de finales de Mayo - inicios de Junio de 2013 cuando, estando con unos amigos en un pueblo de Toledo, nos ofrecieron la oportunidad de quedarnos un gato en acogida. Una gata de una protectora había tenido una camada de unos 6 gatitos. Tras dar el visto bueno la Mamá Moderna fuimos a verlos y ella escogió al único que era diferente a los demás. Todos eran blancos como Saruman y ahí estaba Gandalf resistiendo al poder de Mordor, así que decidimos rescatarle y adoptarle. Obviamente era enanísimo, cabía en una mano.

 Tras unos primeros días de adaptación, en los que se escondía en cualquier lado oscuro y alejado de nosotros como si fuéramos orcos, se hizo un hueco en nuestro salón. Por aquel entonces ni estábamos casados, era el primer miembro a parte de nosotros dos de la familia. Poco a poco fue creciendo, fue sufriendo todas las "putadillas" que se le hacen a los gatos (como hacerle flipar con el láser o con un celofán). Cuando empezó a marcar el territorio le llevamos a esterilizar (pobrecillo no sabrá lo que es ese placer) y a partir de ahí a engordar, hasta el máximo de 5-6 kilos que, a día de hoy y tras darle comida para gatos esterilizados, es donde se mantiene.

 Allá por Noviembre-Diciembre cuando sabíamos que íbamos a ser papás, la Mamá Moderna empezó a tener más cuidado por el tema de la toxoplasmosis (te dejo un enlace por si no sabes de que hablo), esto se traducía en pasar menos tiempo con él (con lo que a Gandalf le aumentaban las ganas de estar con ella) y lavarse las manos cuando le tocaba. El tema de la higiene de la arena, uñas... siempre lo he llevado yo así que era muy posible que no hubiera pasado esta enfermedad. Esperamos hasta el examen para saber si había pasado la enfermedad o no porque puede afectar al feto.
Presentaciones.

 El examen dio negativo, así tras buscar opciones y alternativas y con mucha pena y dolor tuvimos que separarnos de Gandalf el gris durante unos meses. Para el fue como un viaje hasta Minas Tirith. Estuvo viviendo en casa de mi madre hasta unos días antes de nacer Saúl cuando le trajimos de nuevo a casa para que la nueva adaptación no fuera tan de golpe. Fue curioso cuando parecía no acordarse de la casa, ese nuevo primer día huyó hasta esconderse en el rincón más alejado y oscuro de la casa. Tuve que sacarle y ponerle en un sofá donde había marcado, que aunque lo habíamos limpiado a conciencia, él captó el olor para saber que aquí había estado ya.

 Tras el nacimiento del Pequeño Cavernícola lo que hice para preparar al animalico ante la que se le venía fue traer un pañal usado y acercárselo para que lo oliera, luego lo dejé en la cuna. Gandalf ya sabía que ese sería el sitio de su nuevo acompañante. Al llegar todos a casa ya le dejamos que poco a poco se fuera acercando para que lo viera y sacara sus propias conclusiones, pero no le hacía mucha gracia que algo pequeñito y aparentemente inofensivo se moviera y a cada movimiento huía o se alejaba. Así, con el paso de los meses, han mantenido una relación con altibajos, al principio Gandalf se interesaba, luego se ignoraban mutuamente, hace poco el Pequeño Cavernícola era el que se interesaba por Gandalf y le tiraba comida, de la que este animal suele pasar... y ahora los dos juegan de vez en cuando, aunque Gandalf el Gris siempre acaba huyendo al poco rato. Lo mejor es cuando Saúl se acerca para abrazarle haciendo su "mmmmm" de querer y le abraza mientras el gato pone cara de "sacarme de aquí" a lo que a la mínima que puede acaba huyendo.

 Os dejo un enlace a un blog amigo que trata el tema mucho mejor que yo.
Acorralado.

2 comentarios:

  1. Ains, que penita no haber sabido de vosotros antes!!! Para el próximo churumbel, no mandéis a Gandalf a Minas Tirith. Bajad al veterinario y, igual que le han hecho un análisis a la Mamá Moderna, se lo hacéis a él. Seguro que sale toxoplasma negativo (y en tal caso, no hay peligro de que contagie absolutamente nada). Y en caso de que fuera positivo, es suficiente con no comerse las cacotas del gato (que solo son infectivas si pasan más de 24h en la arena). Vamos, que si ella no toca la arena, no se va a infectar ni tampoco por tocar al gato :).

    Es mucho más importante controlar el consumo de verduras y frutas en crudo (siempre bien higienizadas) y el tratamiento térmico de las carnes. Casi todo el mundo se contagia por esta vía y nadie saca a las pobres lechugas de sus casas!

    Tengo programado un post sobre el tema que lo explique mejor ^_^.

    Un abrazo :)

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  2. Pues lo desconocía, de hecho la arena siempre la limpio yo. Debe ser un tema poco conocido porque varios amigos con gatos no tenían ni idea.

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